Los desposeídos. (A Herta Müller)

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“Las frases verdaderas están siempre relacionadas 
con una herida profunda” 
(Herta Müller. Nobel rumana de origen alemán 
deportada a Ucrania en 1945)




Yo me cuento dentro de los desposeídos.
De los desposeídos del amor y la caricia.
Los que alguna vez quisieron
y no fueron amados,
los que fueron abandonados a su suerte,
tirados en algún andén, 
algún lado;
destinados al olvido
o al desprecio 
por ser desechados.


Yo me cuento dentro de los desposeídos.
De los que nos cansamos de las letras
como sumas del abecedario,
pero que de la A a la Z
buscamos de alguna forma
amordazarlas en un sólo enunciado.


Por eso,
yo me cuento dentro de los desposeídos.
Los que no tienen nada
pero tienen todo por encontrarlo,
los que no se quejan
porque ya se han quejado;
los que aveces por ser absurdos
de todo lado
a tirones nos han sacado.


Yo me encuentro
dentro de los desposeídos.
Los que no tienen tierra
porque se la han quitado,
pero tienen todo el mundo
para hacer su inventario.
El cielo y los sueños
son nuestro mejor lugar
para el descanso,
de ellos no nos podrán privar nunca
así sea por mandato.


Desposeídos.
Los sin todo y sin tanto.
Los que a esperanza marchita
le ponen sazón
para hacer-lo humano, 
los que regalan risas
a pesar de que los dientes
nos han quebrado.


Yo me cuento dentro de los desposeídos.
No tengo nada, pero todo quiero darlo.
La maravilla de la vida,
el despertar, la mano.
Todo cuanto no tengo
se me ha dado,
por eso me iré desprevenida
a vivir el día
sin esperar nada a cambio,
a repartir flores
así bofetadas me estén dando.


A ceñirme de vida
porque la muerte
es cuestión de humanos,
a volar con mis alas paridas
lejos de éste tiempo,
de ésta tierra,
de éste mal rato;
de la predestinación de creer
que somos lo que logramos.


Yo me cuento dentro de los desposeídos.
Prefiero no tener,
que a mis sueños despertarlos;
tenerlo todo 
y acostumbrarme al hábito
a la rutina que idiotiza
y vuelve yerto
lo que antes era fantástico,
a perder el brillo que se difumina
en el píncel
al ser pintado.


Desposeída.
De todo amor o todo resabio,
todo aquello que no me permita
ser mujer
libre y sin miedo
a enfrentarlo,
a recurrir a la soledad
no como síntoma
sino como fallo
para a otro amar
sin necesidad de sujetarlo.


Yo me cuento dentro de los desposeídos.
Abandono la cadena del esclavo,
el grillete que con ofensa
devuelve lo que con ofensa se le ha procurado.
La afrenta es mirar
con los ojos vendados.

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