La forma de las cosas.

Se escribió sobre el escritorio...





Preciso.
Yo quería encontrar tus ojos
oscuros faroles
balanceándose.
Mirándome.
Quería que las tinajas del patio
se llenaran todas,
de la sed que entre ambos habitaba.
De deseo.


Tal vez estaba pidiendo demasiado.
No nos costaba soñar
y ver el cielo de nuevo.
Alzar la mirada
y encontrarnos juntos,
depositados en algún lucero.
Yendo y viniendo,
como si las estaciones no pasaran.
Como si todo fuera cuestión
de cerrar los ojos
y nacer. 
Renacer de la esperanza que no se apaga,
de la vieja promesa encendida.


Tuvimos un buen momento.
A veces la brevedad de los espacios
es quizá la forma más fina
de saber que existimos,
que permanecemos.
La soledad de los pasillos
aunque en silencio camine,
siempre la sabemos nuestra.
Paciente.
Ella espera que volvamos,
que la abracemos 
como desesperados.
Como lobos hambrientos.


El rincón que llenamos
con nuestras sombras,
con nuestras presencias 
cada vez más escasas;
ese espacio deshabitado
se inundó nuevamente
de una señal acusiosa,
de misterio.


La forma de las cosas.
El polvo que se desvanece entre las formas.
Cada cosa ocupa un umbral,
una dimensión.
Y nosotros.
Destinados al olvido,
al recuerdo.
A la simpleza de habernos amado
sin sabernos.


"Pero aquella noche, no vino ninguna aventura. Para recompensarme el día..." (El Pozo, Carlos Onetti)

Comentarios

  1. Para decirte que me gusta mucho este texto y para comentarte que Blogger no me publica desde el correo electrónico. Esto me está causando muchos inconvenientes.
    Me llena el correo de mensajes de error y las entradas o posts no aparecen.
    ¿Qué sucede?

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